BIENVENIDOS...

Bienvenidos al blog del FORO SAN ANTONIO, organización de vecinos sin fines de lucro que se caracteriza por promover la conciencia ciudadana en los habitantes del Municipio Los Salias, a través de foros públicos y cine-foros, con ponentes de renombre nacional. Comprometidos con la democracia y luchando por ella.
______________________________________________
Así, de repente aparece el tipo para recordarnos que ganó unas elecciones, que tiene un mandato Ese es el drama de un hombre sometido por su propia cuenta a los males del personalismo político.




¿A QUÉ VINO EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA?
 Tardes de habanera
                                                                                           
 MIGUEL ANGEL LATOUCHE  

 El país no deja de sorprenderlo a uno, es como si viviéramos al filo de una perversa ruleta rusa que le cambia a uno el escenario todos los días, en la cual se corren los riesgos conocidos. Uno piensa que las cosas están tranquilas, que todo anda excesivamente normal.

Los venezolanos nos hemos acostumbrado a una lógica en la cual la normalidad está asociada al caos y a la incertidumbre. Uno desarrolla mecanismos que le permiten no perder la razón en medio de la polarización, del insulto generalizado, de las colas, de los asaltos, de la basura, del caos. Lo dicho, nuestra normalidad está asociada con la desorganización, con el desbarajuste permanente, con la anarquía.

Sin embargo hay cosas que le asombran a uno. Así, de repente cuando uno se acostumbra al silencio, resulta que aparece el tipo para recordarnos que aún nos gobierna, que ganó unas elecciones, que tiene un mandato. Aparece luego de tantos días de silencio. Uno se asombra de que a pesar de todo el país no se haya ido a la mierda. No debe ser fácil gobernar desde La Habana, en la distancia y con una enfermedad terrible a cuestas. ¿A qué vino el Presidente de la República? Permítanme ensayar una respuesta: vino a visitarnos, a darse una vueltecita y comerse unas arepas (uno espera que su salud se lo permita).

El país funciona, seguimos saliendo en la mañana a llevar a los chamos al colegio y luego a trabajar, almorzamos con los amigos, vamos al cine de vez en cuando, y, sin embargo, uno siente que algunas procesiones van por dentro. Nadie debe alegrarse de los padecimientos del Presidente, uno debe tener conmiseración y consideración con los enfermos, no se deben celebrar los males ajenos, uno debe ser tolerante aun con los intolerantes. Todo esto a pesar de que desde el poder no se tengan las mismas consideraciones con quienes lo necesitan. Tampoco es cuestión de olvidarse de Afiuni, o de Simonovis, o de todos aquellos que hayan sido vejados, encarcelados y se encuentren enfermos (habría que preguntarse si en sus casos no cabe una medida humanitaria que los saque de la cárcel).


Pero bueno, las cosas como van, tenemos un presidente en ausencia, que nos preside desde lejos, desde la distancia y uno siente que los problemas siguen sin resolverse, más allá de la lógica electoral uno tiene la percepción de que la administración de lo público funciona en piloto automático, casi por inercia. Una cosa es la capacidad de ganar elecciones, de sumar votos, de movilizar gente y otra gobernar, el arte del gobierno requiere la construcción de soluciones de largo plazo, de reconciliación, de convocatoria amplia. Todo eso se encuentra ausente en la lógica del resentimiento desde la cual se asume el ejercicio del gobierno.

El Presidente viene y nombra a un Delfín, como si la cosa fuese tan sencilla, como si la Constitución no fuese suficientemente clara, como si representara en sí mismo la voluntad popular, como si su palabra fuese santa palabra y no hubiese posibilidad de discusión. No sé, pero a mí todo el asunto me suena un poco autoritario, un poco fuera de proporción. Quizás sea una muestra de la manera desquiciada como van las cosas. Alguien me decía alguna vez: "tenga cuidado con quienes le susurran en el oído, pueden llevarlo a perderse". Hay gente que susurra y le hace a uno creerse cosas.

Ese es el drama de un hombre sometido por su propia cuenta a los males del personalismo político, al susurro permanente, a la imagen del superhombre, del todopoderoso, del que ordena y no discute.

¿Qué se puede decir de esa imagen absurda que representa la aparición de la moneda comunal, un papel sin ningún tipo de respaldo que se pretende tenga valor de cambio? ¿Qué se puede decir cuando la imagen que representa es la del Comandante y cuando el nombre con el que se le acuña es el de líder? ¿En qué sociedad vivimos los venezolanos? Lo cierto y por ahora es que el Presidente ha nombrado sucesor y lo ha hecho recordándonos la lógica monárquica.

Toda una contradicción en tiempos de revolución. Yo no tengo nada contra nadie, pero me llama la atención que se hubiera aceptado la opción apoyada por el gobierno cubano, lo que habla mucho de la manera como desde las tardes de habanera se influye sobre nuestro acontecer político.

¿Somos más independientes ahora? ¿Somos más autónomos? ¿Somos más revolucionarios? Hay gente que dice y hace cosas así como para joderlo a uno. Dios salve al Rey.

No hay comentarios:

Publicar un comentario